miércoles, 23 de mayo de 2012

CARTA A CORAZON ABIERTO

Antes de partir, nuestro antiguo cura Jean Luc, escribió una carta al Obispo de Doba que fue publicada en el periódico diocesano… la traduje para ustedes con el deseo de que escuchen el corazón de un misionero que se abre y nos comparte su experiencia y su visión.
Nb. Jean Luc… disculpa mi traducción, ya sabes: tradutore-traditore.

Jean-Luc Farine
Fiesta de la Epifanía,
Mbikou, 8 de enero 2012

Muy querido Monseñor Michel Russo,

Después de mi carta de dimisión al término de mi compromiso de 10 años en la misión de Mbikou y de las palabras que intercambiamos en Doba, quiero manifestarle una vez más mi agradecimiento por la oportunidad de haber servido como sacerdote en su diócesis y por su confianza.

Disculpeme por haber rechazado las diferentes ofertas que me hizo para servir en la diócesis. Traté de permanecer fiel a mi compromiso como cura y responsable de mi parroquia, miembro y secretario del presbiterio, miembro del consejo episcopal y responsable de la comisión diocesana de catequesis.
Ofrecí mi amistad a los sacerdotes, mis compañeros de ruta y a las religiosas, colaboradoras entrañables en el trabajo de evangelización.
Creo haber cumplido humildemente mi tarea y si cometí errores que lastimaron a alguien, pido perdón a Dios y a todos ustedes en la diócesis.

Jean Luc con jóvenes religiosas chadianas
Cuando mi obispo de Lugano pidió que me quedara para esperarlo, confieso que fue algo que me costó. Yo no quería que se me hiciera el “gran agradecimiento”, mi deseo era partir antes de comenzar el nuevo año.
Desconfío un poco de las grandes proclamaciones que tendrán lugar en la misa de agradecimiento del 15 de enero, por lo que he aprovechado la misa de hoy, solemnidad del epifanía, para saludar a los pocos cristianos de Mbikou que estaban presentes sin llenar nuestra pequeña iglesia, en toda sencillez, esperando la "bomba" de domingo próximo.
Yo había dicho a Luis lo importante que era dejar que las gentes te acojan según sus posibilidades cuando vas a las aldeas, así que ahora no puedo sustraerme por lo menos del reconocimiento de aquéllos que han sido cercanos.

En el moñento de la misa
Esta mañana me he despedido en la homilía, pidiendo a los cristianos ser apasionados buscadores del Cristo en primer lugar, como los pastores, como los magos.
He pedido perdón y deseado la mejor para la comunidad. Ningún sobresalto de las gentes presentes, (pienso que se reservan para domingo próximo). Para nuestra grande sorpresa al final de la misa pidió la palabra una mujer llamada Damaris, conocida para sus estallidos de violencia y por su locura (esquizofrenia) Es la primera vez que viene a la iglesia ya que es protestante. Yo había querido ayudarla pero su violencia había impresionado a los médicos y hasta al psiquiatra quien ya había recetado a Pascual (otro amigo esquizofrénico de Mbikou que ha encontrado la calma). Ella me trataba generalmente de brujo. Pues hoy quiso hablar al final de la misa asegurando que lo haría apaciblemente y dijo que las gentes de Mbikou no deberían correrme, porque yo los había ayudado cuando el conflicto con los ganaderos de Ngueré, evitando así la guerra.
Todos estallaron en risas. La tranquilicé delante de todos diciéndole que nadie me corría, que me iba porque asumiré otras tareas, que le agradecía y rezaría a Dios para que encontrara la salud.

Monseñor Michel,
Perdóneme por abrir mi corazón como se hace ante un padre, Ud lo es sin duda. Hoy hice la experiencia de lo que quiere decir Jesús cuando habla de los pequeños y sencillos. 
En la locura de esta mujer he sentido una atención sublime, especial, pura que no había encontrado en otra parte. "Te doy gracias Señor porque has escondido… y las has revelado a los pequeños". Nada preparado, nada de programado, nada impuesto: la gratuidad pura en un alma que expresa lo que piensa gracias a su enfermedad. (Con la seguridad de que si mañana me encuentra en el camino va de nuevo a insultarme.)

Monseñor Michel,
Le cuento esto para decirle la dificultad que este trabajo de evangelización encuentra en el corazón de las gentes de Mbikou, una dificultad que aumenta debido a la diferencia de condición cultural y de vida. Pero sobre todo a causa de una actitud de “autosuficiencia” incomprensible en una población pobre que necesita todo. Una actitud de terquedad a permanecer en situaciones de vida que no son dignas y que impiden acoger el otro, (no sólo el extranjero, también el hermano que viene de otra familia, de otra aldea, de otra etnia chadiana) acoger al otro como una ocasión de crecimiento, de enriquecimiento. Es la misma defensa que se encuentra en ciertos estratos de la población Europea: miedo al extranjero, al diferente.

En cambio la sensibilidad hacia lo económico es fuerte: tengo la impresión que la frialdad con la que la población de Mbikou reacciona a las proposiciones de la parroquia es porque “no gana algo” (dinero, un puesto de trabajo) que tal vez esperaban encontrar con la llegada de la parroquia (misión).
No soy historiador, ni antropólogo, ni sociólogo, las causas de esta resistencia deben estar en algún sitio: me doy cuenta que la evangelización necesita originalidad para seguir proponiendo a Jesús en esta realidad, proponer un nuevo humanismo real y practicable, una nueva dignidad a las personas.


Quiero terminar con una última pequeña reflexión sobre la famosa “prise en charge” el “hacerse cargo”. Aquí mi paso se hace más titubeante y hasta confuso. La dificultad principal en la apropiación de esta iglesia de parte de los fieles de Doba consiste, lo hemos dicho muchas veces, en la debilidad de la fe. Es la fe que permite mover montañas. Las catedrales antiguas construidas en Europa son una prueba de ello.
De parte de los responsables de esta iglesia es importante tener el valor de reformular el proyecto pastoral diocesano como una proposición exigente y practicable al mismo tiempo.

Me explico. No es un secreto que donde hay misioneros extranjeros que organizan una iglesia lo hacemos a nuestro ritmo y con nuestros medios que son muy superiores a las posibilidades de las comunidades locales. Al mismo tiempo no podemos idealizar la "base" como un pueblo capaz de llevar un proyecto que lo “desborda”.



En el momento del establecimiento de la iglesia las cosas se complican: lo hemos visto a nivel de las parroquias y a nivel de las diócesis.
La crisis que vivimos a nivel mundial y la preocupación financiera acaparan la escena, olvidando otros aspectos que permitirían sentar las bases para una verdadera toma de responsabilidades de la iglesia local.
Creo que hace falta el valor para elegir las prioridades y dejar madurar otras cosas en la espera (el tiempo pertenece a Dios) del Kairos de su realización.
El famoso trabajo de objetivos de nivel no puede consistir sólo en el “añadido” de otros dominios de la pastoral que se hacen evidentes a nuestros ojos y que son de los verdaderos desafíos de la sociedad moderna. La bondad y la utilidad de un proyecto de iglesia deberían decir en primer lugar qué evangelización queremos hacer y con qué medios humanos y materiales. 
Porque de otra manera estaremos siempre en prisas, en emergencia, en improvisación y en catástrofe, agotando rápido nuestras fuerzas y perdiendo a nuestros colaboradores directos, los catequistas quienes no consiguen evolucionar y que guardan una mentalidad de comunidades religiosas construidas a su medida. Esto es lo que justamente un proyecto pastoral quiere evitar.


Monseñor Grampa, obispo de Lugano y Jean Luc
Monseñor Michel,
En el momento de volver a mi diócesis y en la espera de mi nueva parroquia, le dejo estas líneas, que merecerían profundas discusiones y ahondamientos en confrontación con los otros actores de esta evangelización en el Chad.
Sé que cuando ya no esté “dentro” de todo este “embrollo”, en retrospectiva podré ver las cosas diferente. Sin embargo la bella y ruda experiencia de evangelización permanecerá, por lo cual doy gracias al Señor, y confío a Dios todo lo que queda por hacer en Mbikou.


Maritza, Monseñor Grampa, Jean Luc y los 7 maestros de la escuela Parroquial
Que Dios les dé la fuerza de seguir conduciendo este pueblo que le es confiado y que el Espíritu de Comboni le aliente a recorrer los caminos antiguos y nuevos de la misión en las tierras de la Nigrizia.
Grazie. Jluc

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Kaï kaï Jean Luc Jean Luc linda tu carta, Agradezco a Dios la gracia de haber compartido la misión contigo en Mbikou. Que Dios te siga dando su luz y su fortaleza para las que sigan. Un abrazo. Mary

MDR dijo...

Estos son los grandes desfios de la Iglesia en los lugares de misión.
Gracias por compartirnos esta carta tan bella del Sacerdote Jean Luc.
DTB!!

Yanka dijo...

Gracias, Paula, por tan enriquecedora aportación de testimonio evangélico... Gracias...

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