lunes, 24 de febrero de 2014

El CHAD EN ULTIMO LUGAR

Clasificación mundial de la alimentación.
Países Bajos encabeza la nueva clasificación mundial sobre alimentación.

De acuerdo con el nuevo análisis sobre alimentación realizado por la organización internacional del ámbito del desarrollo Oxfam, Países Bajos ocupa la primera posición de la clasificación por contar con la dieta más variada, nutritiva, saludable y asequible* del mundo, por delante de
Francia y Suiza que ocupan el segundo puesto. Chad, en cambio, ocupa el 125º lugar (último puesto del ranking), por detrás de Etiopía y Angola.
Chad
Mali

Varios países europeos ocupan los 20 primeros puestos junto con Australia (que ocupa el 8º lugar), mientras que Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda, Brasil y Canadá se quedan fuera de las primeras clasificaciones. Por el contrario, los 30 últimos puestos de este índice están ocupados por países africanos, a excepción de cuatro: Laos, Bangladesh, Pakistán y la India.

India
Turquia
En esta nueva clasificación sobre alimentación, Oxfam compara datos de 125 países con el objetivo de obtener una imagen clara de los retos a los que la gente se enfrenta a la hora de alimentarse. En el marco de su campaña CRECE, Oxfam hace un llamamiento a cambiar de forma urgente el modo en el que la comida se produce y distribuye en el mundo para acabar con la lacra del hambre puesto que, a pesar de que en el planeta se producen alimentos suficientes para alimentar a todos sus habitantes, una de cada ocho personas se acuesta cada noche con hambre. Para elaborar esta clasificación se ha valorado si las personas cuentan con suficientes alimentos que comer y si siguen una dieta saludable, así como la calidad de la comida y su asequibilidad.
Butan
Ecuador
Guatemala
En relación a la asequibilidad, Reino Unido cuenta con uno de los peores indicadores con respecto a otros países de Europa Occidental, compartiendo el puesto número 20 con Chipre. En Gambia, Chad e Irán, los alimentos cuestan 2,5 veces más que cualquier otro bien de consumo, siendo, por tanto, los países en los que más caro resulta comprar comida. Por el contrario, y en términos relativos, los precios de los alimentos en Estados Unidos son los más económicos y estables del mundo. Asimismo, el estudio ha concluido que Angola y Zimbabue son los países en los que los precios de los alimentos sufren una mayor volatilidad.

Mongolia
China
Kuwait
Los países en los que resulta más difícil conseguir comida suficiente (aquellos con las tasas más elevadas de desnutrición y bajo peso infantil) son Burundi, Yemen, Madagascar y la India. Por otro lado, Camboya y Burundi son los países que mejor puntúan en materia de obesidad y diabetes (aquellos con los niveles más bajos de todo el mundo), mientras que Estados Unidos, México, Fiyi, Jordania, Kuwait y Arabia Saudí son los países con los niveles de obesidad y diabetes más elevados. Con respecto a la calidad de los alimentos –valorada en términos de diversidad nutricional y acceso a agua salubre–, Islandia obtiene la máxima puntuación. Sin embargo, los niveles de obesidad y diabetes le hacen descender en la clasificación hasta el puesto número 13. Por estos mismos motivos, Estados Unidos desciende en el ranking hasta el puesto número 21.
Italia
Canadá

La directora ejecutiva de Oxfam Internacional, Winnie Byanyima, ha señalado: “Esta clasificación analiza aquellas cuestiones que más preocupan a las personas en relación a la alimentación, con independencia de dónde sean. Pone en evidencia que el mundo no es capaz de garantizar que todas las personas puedan alimentarse de forma sana, a pesar de que sí hay alimentos suficientes para ello”.

“La pobreza y la desigualdad son las verdaderas causas del hambre. Cuando la gobernanza es pobre, cuando la distribución es desigual, cuando los mercados fallan y cuando las personas carecen de dinero o recursos suficientes para comprar los alimentos o acceder a los servicios que precisan, se padece hambre”, afirma Byanyima. “Contar con alimentos saludables y suficientes es un lujo del que gran parte del mundo carece”.

Francia
Australia
Oxfam trabaja en todo el mundo para proporcionar soluciones a largo plazo que ayuden a las personas a cultivar alimentos suficientes para comer o ganarse la vida. En Chad, Oxfam ayuda a familias agricultoras a diversificar sus cultivos, a acceder a formación veterinaria que les permita tener un ganado más resistente, y a construir almacenes de alimentos para que, así, las personas estén mejor preparadas en el que caso de que se produzca una nueva sequía.

Alemania
EUA

Demandamos una mayor inversión en la agricultura a pequeña escala y mejores infraestructuras que permitan impulsar la producción agrícola, disminuir la generación de residuos y mejorar el acceso a los mercados. Asimismo, exigimos: la eliminación de los objetivos en torno a biocombustibles que provocan que muchos cultivos que deberían estar destinados a alimentar a personas que padecen hambre acaben en los depósitos de los automóviles; acciones urgentes contra el cambio climático; una mejor regulación de los mercados de materias primas alimentarias para evitar incrementos súbitos de los precios de los alimentos; y una mejor protección de los derechos de las pequeñas familias agricultoras para que no pierdan las tierras de las que dependen para cultivar alimentos.

Fuente:
http://oxfammexico.org/crece/clasificacion-mundial-de-la-alimentacion/?utm_source=oxf.am&utm_medium=wM4&utm_content=redirect

jueves, 13 de febrero de 2014

ACABAR CON LA MUTILACION GENITAL FEMENINA

 Janet Naningoi es estudiante y líder anti-ablación en su comunidad de Marigat (Kenia).

Mi nombre es Janet y  he venido a España para contar mi lucha contra la mutilación genital femenina porque hoy, 6 de febrero, es el Día Mundial de la Tolerancia Cero a la Ablación. Vengo de Marigat, una comunidad de Kenia. Tengo 23 años y si todo va bien, terminaré mi formación como profesora en abril. En mi familia somos 7 hermanas y 3 hermanos, yo soy la segunda. Mi hermana mayor fue la única de las hijas en pasar por la ablación.

Cuando yo tenía 13 años, a mi colegio llegó una profesora de otra zona del país donde no se realiza la mutilación genital femenina y por primera vez supe que podía pedir no pasar por esta práctica. Cuando llegaron las vacaciones escolares vi como mis padres preparaban lo necesario para llevar a cabo el ritual de iniciación en el que se practica la ablación a las adolescentes. Reuní el valor para preguntarle a mi madre si iba a ser mutilada y su respuesta fue: “sí, así tiene que ser”.  Ese mismo día decidí huir y refugiarme en casa de mi tía. Tres meses después, cuando terminaron las vacaciones, volví porque lo que más deseaba era seguir estudiando.
Mi padre me permitió continuar en el colegio y no pasar por la ablación siempre y cuando no me quedara embarazada pues eso sería una gran vergüenza para mi familia, dado que, según la tradición de mi región, sólo una mujer que ha pasado por la ablación genital puede casarse o tener hijos. Cuando llegué a clase, mis 29 compañeras de clase habían sido mutiladas ese verano. Ninguna de ellas quería hablarme ni acercarse a mí, ni siquiera mi hermana mayor. Era rechazada y aislada, todo ello por no haber pasado por la ablación.
Sentí que la única solución era seguir estudiando y esforzarme para demostrar que una joven que no ha sido mutilada puede ser también una buena alumna. Me refugié en el colegio y en conseguir mi sueño de ser profesora. Fue entonces cuando conocí al personal de  World Vision, ellos habían escuchado mi historia y buscaban jóvenes y mujeres como yo capaces de decir no a la mutilación genital femenina. Comencé a asistir a las sesiones de formación y sensibilización sobre las consecuencias de la ablación y los derechos de las mujeres que organiza esta ONG en Marigat, primero a escucharlas y luego para hablar yo misma ante las más jóvenes. Las niñas más pequeñas comenzaron a fijarse en mí porque veían que hay una opción diferente a seguir una tradición que causa daños físicos y psicológicos.

No pasar por la mutilación genital femenina ha sido muy duro, no sólo porque fui rechazada por mis compañeras, aún hoy sufro las consecuencias de mi decisión. En mi comunidad, hasta que no pasas por el rito de la ablación, y sin importar la edad que tengas, eres considerada una niña que no ha pasado a la edad adulta. Además, soy consciente de lo difícil que es para una chica que no ha pasado por la mutilación genital femenina encontrar un hombre que la acepte como esposa.
Mi sueño sigue siendo estudiar, hacer una maestría o un doctorado. Quiero ser un ejemplo para las niñas y mujeres de mi comunidad y enseñarles hasta donde pueden llegar sin tener que pasar por la mutilación genital femenina. Sigo colaborando con World Vision en su proyecto de lucha contra la ablación porque aún son muchas niñas que al oeste de mi país tienen que sufrir las consecuencias de una práctica que, aunque es ilegal, tiene un profundo arraigo social y cultural.

Fuente: http://blogs.20minutos.es/mas-de-la-mitad/2014/02/06/como-acabar-con-la-mutilacion-genital-femenina/

MISION EN EL CHAD (presentado en la celebraciôn Jubilar de las HPSSC)

AUMENTAR SIN TERMINO EL NUMERO DE LOS AMIGOS DE DIOS

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Evangelizar Africa con los africanos