pero al menos la foto de Richard hablarâ por ella misma.
No pude resistir las ganas de contarles sobre la baterîa del coro de la Iglesia, es ingeniosa y sobretodo anima los cantos y alegra a la comunidad.
Atenciôn a los "ingredientes":
- tres botes de leche, cubiertos con tres pedazos de saco de plâstico y sostenidos con tiras de llanta vieja
- dos tapas de aluminio, un cilindro cortado a la mitad, cubierto con dos pedazos de cuero de vaca
- dos ramas reforzadas en la punta con pedacitos de llanta
- un pedal de trozos de madera con una cadena de bicicleta...
- un esqueleto de varilla de construccion para sostener todo ese boterîo....
- ah! y que no se me olvide, porque es importante para que el instrumento de percusiôn “no resbale” con los golpes, un simpâtico ladrillo!
Me encanta ver a Richard tocando su baterîa tercermundista, se siente soñado y "moderno", a lado de los ancestrales tam-tams ngambay. Por sus gestos y movimientos rîtmicos me "recuerda" al formidable baterista del grupo mexicano de Rock, Manâ, que dirîa si lo viera?... tan distantes... tan cercanos! A mi sobrino le regalaron una baterîa para sus 15 años... ya pasaron cuatro años y descubrî el maravilloso instrumento arrumbado, o puedo decir “guardado”, en casa de mi hermano... ah! eso sî,... intacto, completo, no le falta nada!...pero lleno de polvo, “inutil”, abandonado y silenciado.
Me da tristeza y hasta cierto punto coraje. Para que nos sirven las cosas si no las utilisamos! Si ya no nos hacen felices, ni hacen felices a los demâs! A veces algunas habitaciones se convierten en museos personales jamas visitados y seguimos acumulando y acumulando.. y guardando, “por si algûn dîa”. Y claro no faltarâ quien diga con orgullo: -ya sabîa yo que algûn dîa lo iba a utilisar y por eso lo guardê- hace 10, 15 o mâs años! No, no estoy en contra de lo valioso que debe guardarse para heredarse a la prôxima generaciôn; en lo personal me encantan los museos y la historia... estoy de acuerdo que hay objetos que deben guardarse... pero seamos honestos y aceptemos que en nuestras casas hay objetos que ya no son ni indispensables, ni necesarios... y que pueden ser ûtiles y hacer felices a otros. No nos caerîa mal un esfuercito para sacar esos “tilichitos” y liberar nuestro espacio. El Evangelio de Jesûs esta lleno de invitaciones a la libertad y a la generosidad... Recuerdo cômo gracias a una tômbola de “tiliches” se construyô una biblioteca para los niños de la sierra. La vida es bella, recorrâmosla y disfrutêmosla "ligeros de equipaje".
Cômo disfruto ver a Richard tocando su baterîa tercermundista... con la que se eleva mâs allâ del primer mundo! Paula =)
1 comentario:
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