“adoptiva” (de Cd. Mante) se a portado genial¡
Tuvimos un encuentro “virtual” con TODA la congregación y gocé ser parte de este valioso ejercito de mujeres resilientes, conscientes y solidarias, ante la confusa realidad, que nos ha re-basado y re-volcado.
El Espíritu nos conduce en lo “incierto”,
“cerrando puertas” y abriendo otras.
Esperando con la confianza en
el Dios de la Vida que camina especialmente con
los más vulnerables, los enfermos y con los que combaten en primera línea. Ahí
está Dios actuando!
Y nosotras, las “NO ESENCIALES”, a cuidarnos para cuidar a los demás, en una cuasi “hibernación apostólica", reinventando la misión en el silencio, la fraternidad, la espera y la expectación (contemplación y discernimiento).
Pero, que aunque esto fue consciente y asumido,…y hablando de “picos de
contagio”, sucede que existen otro tipo de “picos”, de esos que descienden y
"saben mal", pero generan sabiduría
y humildad.
Empecé a “codearme” (y hasta más) con la desesperanza, 
2 palabras resumen esos días:
tensión y hastío.
Lo viví en silencio, tratando de permanecer alerta y re-vivirme en Dios, como parte del ejército global de resilientes, para apoyar a mi hermanas, familia y entorno… con
la confianza de que, aunque "duela", es temporal... con la consciencia de que muchas personas la están pasando peor y lo poquito que yo aporte pueda servir... aunque no lo vea.
Creo que muchos, hemos vivido procesos similaresy la bondad es, aprender de uno mismo y de Dios, que siempre sorprende!
En este “clima gris”, realizar un servicio culminó el giro de esta experiencia.
Un pequeño y urgente viaje, que me permitió unos instantes para visitar una familia muy querida, que en mi juventud me albergó y me trató como hija.
Desde que llegué a México, tuve en mente visitarlos (viven en
un poblado cercano). Pero por una u otra
cosa se postergaba...
Pasaba a velocidad por ahí y desde la carretera veía la casa. En marzo, pasé por ùltima vez y pude distinguir un listón negro en la entrada del negocio... me dio tristeza.
Le hice signo de silencio y me dirigí a la mesa donde estaba Doña Jose, no me reconoció… le di el pésame por Don Chava, su esposo… y maldije la pandemia por no poder abrazarla…
Después saludé a Francisco y Norma (con “susana distancia”)… pasé lista de todos, y al nombrarlos sus rostros aparecían en mi interior: Valito, Argelia, Lety, Felipe y mi Perla Margarita…todos bien, gracias a Dios!…
Y entonces doña Jose mirándome con esos ojos de agua clara, me dice: --YAPUR -- (sonó tan bonito) --hace unos días me preguntaba ¿cómo estarías con esto? Allá donde andas--
Respiré hondo --pues aquí ando, me quedé “atorada” y como
todos, esperando que se calme para volver a mi misión-- sonreímos e intercambiamos otras preguntas.
Sabrosos instantes que tuvieron que terminar para continuar el viaje.
A la promesa de otra visita, dos fotos y un numero telefónico nos despedimos, sin querer despedirnos, abrazándonos con los ojos que contenían aun emoción.
Desde la puerta del carro les hice un gesto con las manos y escuché --GRACIAS POR ACORDARTE DE NOSOTROS --
y respondí --NUNCA, nunca me he olvidado de ustedes!
Ya en ruta, mi corazón comenzó a escribir lo que no pude
decirles:
Muy querida Familia Alcalá, MIL GRACIAS por el amor y la ternura. Me dieron un lugar en su mesa y en su corazón. Uds. no lo sabían, pero yo atravesaba una etapa difícil en esa época, de rebeldía, de confusión y de búsqueda. Me brindaron su hogar y su amistad, me colmaron de atenciones y delicadezas… Me nutrieron de confianza en mí misma y en mis posibilidades, Me sentí amada por ustedes.
Recuerdo, cuando bajaba del autobús: feliz, con mi morral y mi guitarra, entrando a la frutería, saludaba a don Chava que sonría al tiempo de preguntarme si había comido, me pedía que tomara alguna fruta y me mandaba para “arriba, donde las muchachas” … y yo, como “Juancho por su casa” con aquella fresca y “desvergonzada” confianza de saberme amada y aceptada, subía de dos en dos los escalones. Uds. me confirmaron en la certeza de que, así como era, así estaba bien!
¿Cómo olvidar un
puerto seguro, en una tormenta?
Esa visita fue el rayo de luz que terminó de despejar la
oscuridad de "mi tormenta”… no solo para volver a la confianza, sino para conducirme al abandono (la barca de Santa Teresita)
Cuando volvemos con
MEMORIA AGRADECIDA a recordar las acciones salvadoras y liberadoras de Dios en nuestra
historia, llegamos a puerto seguro, y la esperanza vuelve a iluminar el camino. Los profetas de
fuego hacían eso con el pueblo de Israel, le recordaban quien era Dios y lo que había hecho en su historia para fortalecerlos
y para resistir en la confianza de que el Señor de la
Vida y de la Historia siempre los ha amado y permanecería a su lado.
Gracias Familia Alcalá por el afecto y la acogida, los quise, los quiero y siempre estaré AGRADECIDA por todo lo que Dios a través de
ustedes, hizo en mi vida.
Les deseo lo mejor de lo mejor, DIOS BENDIGA CON ABUNDANCIA SUS VIDAS!
Seguirán siempre presente en mi corazón y en mis oraciones, que es lo que puedo ofrecer.
Y termino con la parte de una canción que escuché hace unos días, … quedándome con 2 líneas ...como un amoroso grito de FE🙏 y confianza al Señor:
YO NO ME DOY POR VENCIDO, YO QUIERO UN MUNDO CONTIGO!
Paula Yapur
Julio 20, 2020
